El Rastro De Madrid: 400 Años De Historia, Vida Y Tesoros Escondidos del Hotel Posadas de España Pinto en Pinto. Web Oficial.
El Rastro de Madrid: 400 años de historia, vida y tesoros escondidos
¿Sabías que el mercadillo más famoso de Madrid nació junto a un matadero? El Rastro no es solo un lugar donde comprar antigüedades, ropa o vinilos: es un pedazo vivo de historia, un mapa del alma castiza de la ciudad. Y si crees que lo sabes todo sobre este rincón tan popular… sigue leyendo.
Un nombre con sangre
El origen del nombre “El Rastro” no es ninguna metáfora romántica. Allá por 1496, en la zona de la actual Ribera de Curtidores, se encontraba el Matadero Viejo de la Villa. De ahí arrastraban los animales hasta las tenerías (talleres de curtidores), dejando tras de sí un “rastro” de sangre. Ese reguero marcó no solo el suelo, sino también la memoria colectiva madrileña. ¿Lo sabías?
De curtidores a traperos
Como en toda ciudad que crece, el Rastro se convirtió en un hervidero de oficios: curtidores, zapateros, fabricantes de velas, traperos, quincalleros, libreros de lance… Cada rincón se especializaba en algo. En el siglo XIX, aparecen los almonedistas (anticuarios), y desde entonces la fama del mercado como paraíso del reciclaje y lo insólito no ha parado de crecer.
Y tú, ¿has encontrado alguna vez un tesoro inesperado entre sus puestos?
Una plaza con muchas vidas
¿Te suena la Plaza de Cascorro? Antes fue la Plazuela del Rastro, pero cambió de nombre tras la desaparición del famoso “tapón del Rastro” —una manzana de casas que bloqueaba el paso. Allí, donde antes hubo una cruz, se levantó la estatua de Eloy Gonzalo, héroe de la guerra de Cuba. Desde 1902, este soldado castizo preside el mercadillo cada domingo.
El punto de encuentro de todos
En los años 70, las nuevas tribus urbanas —hippies de espíritu libre, mods impecables y rockeros de corazón eléctrico— hicieron del Rastro su punto de encuentro dominical. Entre puestos de discos, cuero, libros y cachivaches, se mezclaban los ecos del pasado con la rebeldía del presente.
La calle se convirtió en una pasarela espontánea donde lo castizo y lo contracultural caminaban de la mano: lo mismo te cruzabas con un vendedor de jeringuillas de cristal que con un cantautor tocando a voz pelá frente a una librería de viejo. Y aún hoy, entre el bullicio y las voces que entonan un “¡vamos que me lo quitan de las manos!”, es fácil toparse con coleccionistas empedernidos, artistas que buscan inspiración y viajeros que no entienden muy bien qué está pasando… pero no pueden dejar de mirar. Porque el Rastro tiene eso: mezcla lo auténtico con lo inesperado, lo antiguo con lo vivo. Y lo hace sin perder el salero madrileño.
¿Dónde está El Rastro y qué encontrarás?
El Rastro se extiende por la Ribera de Curtidores y sus calles adyacentes, como San Cayetano (la calle de los pintores), Fray Ceferino González (conocida como la calle de los pájaros), Carlos Arniches o la Plaza del General Vara del Rey. Aquí podrás encontrar desde libros antiguos, revistas y cuadros hasta cámaras, muebles vintage, ropa, juguetes y cualquier cosa que imagines… o no.
Horarios y cómo llegar
El Rastro abre todos los domingos y festivos, de 9:00 a 15:00. La mayor afluencia se da entre las 11:00 y las 14:00, así que si quieres curiosear con calma, mejor madrugar. Puedes llegar fácilmente en metro (La Latina, Embajadores, Puerta de Toledo) o en Cercanías. ¡Y luego rematar la mañana con unas tapas por La Latina!
¿Un mercadillo o un museo al aire libre?
Pese a que en los últimos años se ha llenado de puestos más modernos, aún quedan zonas que conservan el espíritu original del Rastro. Callejeando, encontrarás tiendas de anticuarios, librerías de lance y vecinos que te cuentan la historia entre sonrisas y nostalgia.
Porque El Rastro no es solo un lugar para comprar: es un sitio para pasear, para observar, para descubrir. Es el eco de la ciudad que fue… y la esencia de la que sigue siendo.